sábado, 6 de abril de 2013

Del falangismo al comienzo de la tecnocracia

Los años 50 fueron años de consolidación del régimen sin cambiar en lo esencial.  La Falange, la corriente mejor estructura del franquismo, había ido perdiendo peso y acusaban a Franco de haber traicionado los principios del movimiento, aunque Franco siempre exaltó a la Falange como guardiana de la doctrina del régimen. Este descontento aumentó  por que se normalizaron las relaciones con la Iglesia y ministros católicos se convirtieron en adversarios de ésta.

La sociedad española había cambiado desde el inicio del gobierno franquista, y Franco se encontraba muy confuso de las decisiones que debería de tomar en un futuro. Esta confusión era tal que le permitió a la Falange llevar a cabo medidas que no había permitido con anterioridad.

En 1957 hizo un cambio en su gobierno con vistas a reforzar su autoridad personal, asesorado por Carrero Blanco. Cesó a 12 ministros, incorporó a técnicos del Opus Dei. Estos tecnócratas diseñarán junto con Carrero Blanco el proyecto de modernización autoritaria del régimen abriendo su economía a la vez que la racionalizaron. En definitiva, Franco optó por archivar el tema de la institucionalización del régimen y la cuestión sucesoria.

El gobierno de la década de los 50 tuvo varios éxitos en política exterior con el Vaticano, EEUU y la entrada en la ONU, pero principalmente fue un gobierno confuso que no tenía claro que dirección era la adecuada.

Los años 60 comenzaron con el nombramiento de Muñoz Grandes como vicepresidente del gobierno. En esta acción Franco dejaba ver que el control quedaba en el ejército si ocurriese un accidente que terminase con su vida. El contexto español cambió por completo: se modernizó la industria, hubo cierto desarrollo económico y las protestas eran cada vez más abundantes. La cuestión sucesoria cada vez se complicaba más puesto que Don Juan no cedía los derechos sucesorios a su hijo Juan Carlos, que había sido preparado académica y militarmente. En 1962 el príncipe se casó con la princesa Sofía, hija de los reyes de Grecia.

                                                           Boda de Don Juan Carlos y Doña Sofía

En el nuevo gobierno se enfrentaban los tecnócratas encabezados por Carrero Blanco, los cuales aspiraban al retorno de la monarquía sin modificar el régimen, regirse por una tecnocracia; y los continuistas, básicamente falangistas, que querían que el régimen sobreviviese a Franco más allá de la figura del rey.

Frente a la insistencia de Don Juan en que él era el heredero legítimo, Carrero Blanco inició la "operación Salmón" para colocar a Juan Carlos en la línea de sucesión de Franco. Unas declaraciones a la agencia EFE terminaron de convencer al caudillo a favor del príncipe. Por último, el 21 de julio de 1969 se presentó ante el consejo la resolución y el día siguiente ante las cortes, lo que causó cierto malestar en el grupo de los falangistas.


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