Tras una etapa en la que se puso de manifiesto
el fracaso de la política autárquica, se manifestó la necesidad de una reforma
que paliara el hambre y la miseria que se extendían por toda España.
A la altura de 1959 el gobierno con el fin de superar
el modelo autárquico intervencionista promulga el plan de estabilización y
liberalización.
Se abre el comercio al exterior y se empieza a
recibir ayuda americana. Para llevar a cabo tales modificaciones, se introducen
en el gobierno una serie de técnicos conocidos como tecnócratas, los cuales a
pesar de no tener formación política, sí la tenían en economía, sociología…
Sin embargo, el verdadero
motivador de estas reformas, fue el pueblo. La etapa autárquica había dado
lugar a una situación de pobreza extrema, lo que provocó una movilización
colectiva importante.
Dentro de dicho plan se incluían
medidas como un mayor rigor presupuestario, restricción crediticia, devaluación
de la peseta, apertura al exterior…
Fue posible gracias a una serie
de factores que contribuyeron al saneamiento de la banca, al alivio del déficit
fiscal y el mantenimiento de la demanda.
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